martes, 23 de junio de 2015

Mis colegas los todólogos




A los todólogos los conozco desde hace rato; yo estudiaba con ellos. Lo conozco bien: saben de todo, en todo han estado, y si no, en todo podrían estar. Normalmente tienen un área de experiencia, principalmente porque consiguieron un trabajo (casi siempre por una pata política que los metió; alguna amistad con cierta cuota de poder), o en algunos casos porque su trabajo final de graduación versaba sobre determinado tema. Además es curioso cómo pueden recitar filosofía política usando frases clásicas de los únicos dos libros que obligatoriamente leyeron en Generales o en algún curso introductorio de Ciencias Políticas: La República de Platón o La Política de Aristóteles. Pero no se quedan en ese nivel, ya que son “expertos” en metodología y lo prueban con sus monografías o “tesis” que hacen en la licenciatura, aunque nunca han escrito un artículo académico en alguna revista respetable… eso sí; tienen varios artículos de opinión en diarios digitales y prensa escrita, y ellos los homologan todo como “artículos”. Tienen la facilidad de ser expertos en el tema de Reforma del Estado, saben de evaluación de políticas públicas, y si les sale un trabajo en política municipal, justifican su conocimiento haciendo lectura rápida de un par de autores que sí tienen investigación en el tema.

Los todólogos son tan buenos que son analistas de política internacional, porque leen todos los días la sección de internacionales de “La Nación”, y como son tan carga  de saber inglés, ven el CNN gringo, aunque hacen referencia cruzada con el mexicano solo para comprobar la información. El todólogo participa en consultorías de manejo de cuencas, un tema especializado que en teoría se sale de su área de trabajo, solo porque insisten que es necesario conocer a los actores y la coyuntura política para tomar cualquier decisión, y ellos son expertos en resolución alternativa de conflictos….   El todólogo, en síntesis, siempre tiene algo que decir, aunque no sea la respuesta correcta. Siempre tienen algo que opinar, y si no tienen suficiente conocimiento sobre el tema, lo anuncian “humildemente” para luego dar un pseudo argumento que nada tiene que ver con el tema. El todólogo logra sistematizar en su discurso tal solidez retórica, que sin parpadear puede hablar de política electoral (sin manifestar su posición al respecto), de religión (sin manifestar su posición al respecto), y de materia legislativa sin nunca acertar coherentemente alguna idea… eso sí, todo siempre suena muy bonito. ¡Con mucha propiedad!

El todólogo es un profesional tan multidisciplinario, que inclusive piensa que está por encima de carreras “complementarias” a su formación, de manera aplica para trabajos de sociología, trabajo social, comunicación, historia, estadística y economía; ya que de todo ha llevado cursos en la Universidad de Costa Rica, y ha conocido “esas” carreras a fondo, ya que ha hablado con conocidos sobre el tema… en Derecho y Psicología, no tienen título, pero solo les haría falta un par de cursos en una universidad privada… solo que les da pereza invertir su tiempo en eso, ya están bastante ocupados…  Además el todólogo, obviamente, no recibe instrucciones, ya que éstos solo pueden acceder a cargos de consultores (individuos tan inteligentes que solo pueden trabar solos en su mundo exclusivo) o bien deben ser jefes para dar las instrucciones y que las cosas se hagan tal y como ellos piensan que se debe hacer. No necesitan de planes o programas donde fundamenten determinado proyecto; ellos dan la idea y a partir de ese párrafo mental, logran concatenar las grandes decisiones en la intimidad de sus cerebros privilegiados. Algunos pueden ser asesores, de manera se sienten como el verdadero cerebro detrás del trono, llevando el control de las decisiones, aunque rara vez se haga lo que ellos dicen; claro, esto sucede porque el todólogo es quien debería estar tomando las decisiones, piensan en su submundo privilegiado.

El todólogo además es muy crítico; siempre encuentra lunares y nunca nunca propone algo alternativo, pero principalmente nunca lo expone en papel; a él le deben escuchar e interpretar sus ideas que brotan como las ranas cuando llueve en la antigua explicación de la generación espontánea. Además no palpan sus ideas por escrito por temor a que se roben sus ideas, o por miedo a ser plagiados. Prefieren pavonearse en reuniones señalando las incongruencias de los documentos, y la colaboración posterior para corregir los errores nunca se da porque “eso no les toca a ellos”. Además, hacerlo sería como regalar el trabajo… 

Ah; aún más curioso, en Costa Rica ha tomado tal popularidad que los últimos expresidentes, y varios vicepresidentes han sido todólogos. ¡Que maravilla de carrera!

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