miércoles, 9 de junio de 2010

“Oda al pegabanderas”


I parte: Caracterización del pegabanderas

¿Será que este es un mal endémico de las naciones latinoamericanas? ¿Será que afecta a aquellos países, cuyos sistemas democráticos son altamente cuestionables, tanto por los fines como por los medios? ¿Será que los “pega-banderas” son un mal? Le comento al lector que esta pregunta se responderá hasta el final de una serie de tres partes que comprende la “Oda al pegabanderas”.

Primero una rápida caracterización de los mismos: esta denominación de individuos agrupan características comunes; casi siempre de edades que oscilan entre los 22 y 55 años. Los pegabanderas son aquellos que “se mataron trabajando en campaña” (juro que aun no comprendo que significa exactamente eso; en partidos grandes donde sobran las “contribuciones” exactamente que es en lo que se tienen que matar? ¿Será que se deben “matar” para posicionarse con el contactillo que a la postre le regala un puestillo en algún Ministerio? Si alguien me puede ayudar con eso, le agradezco). Casi siempre responden a algún apodo o a alguna característica física o de personalidad (“ahh sí, pregúntele a Charlie o a Perro, que son los que saben donde están los sánguches?; o si no… “uy mae, yo me quiero llevar de secretaria a la flaca esa alta; eso sí, que siga viniendo en minifalda como viene a hablarle al jefe todos los días!”)

Algunos, los más “experimentados”, casi siempre tienen experiencia previa en otro gobierno; fueron directores, asesores, coordinadores o cualquier otro epíteto que ellos mismos se inventan. De ahí que los comentarios son: “seguro a Rojitas lo ponen de algo bueno, no ve que ese mae tiene contactos con el que dicen que va ser Ministro; además el mae breteó rajado con el sonido para la asamblea de delegados. Dicen que en el gobierno anterior el mae era Director de algo en una autónoma”

Otra característica de los pegabanderas es que son -en términos flexibles, y sin entrar en parodias teóricas- como el lumpen; están donde mejor les pegue el sol. De ahí que no es raro ver que un día le pegan las banderas a Liberación, al otro día se las pegan a la Unidad, y en últimos casos (y si la “amistad” lo permite) están pegándole banderas a favor del partido cantonal, ya que el que va de alcalde le debe unos favores. En la población no profesional de los pega-banderas esto se justifica porque “ésta si es la mejor opción, además yo apoyo al candidato, al equipo de trabajo, no al partido”. Mientras que en el sector profesional de los pegabanderas (porque existe este nivel; de hecho crece con rapidez en este país) la clásica justificación para tales acciones es: “yo soy un profesional, y en el momento me pidieron hacer un trabajo técnico; así que separo mis funciones de mis ideas y realizo mi trabajo. Si me contrataran para realizar un trabajo, aunque fuera un partido diferente, yo lo haría mediante mi papel de técnico”. Y con ese cuento abren totalmente el abanico para ser directores, coordinadores, asesores o consultores con el que mejor ponga el billete…

Además los pegabanderas entre ellos se serruchan el piso; esto porque su gremio es numeroso, y a tan alta oferta y poca demanda, el chisme, el rumor y la mentira está en el orden del día. Esto lo saben todos y todos lo usan; de ahí la necesidad de forjar los vínculos con pequeños grupos para protegerse y al mismo tiempo organizarse. De esta forma, saben que lo que dice fulano o escuchó mengano, se puede comprobar con los compañeros de mi red de pegabanderas. Sobra decir que la información personal es quizás la fuente más importante (de esos 3 puestos tuaniz; uno se lo dan a Natalia porque es la única que sabe de carteles de licitación, el otro al primillo del Ministro, porque lo tiene que nombrar en algún lado, y el último me los disputo con Frank que no sabe ni donde está parado y con la zorra de Dorita).

El pegabanderas es un peón y al mismo tiempo un tonto útil; sin embargo ellos se autoconvencen que los que no obtienen el brete son los otros; que a ellos si les va a tocar lo que quieren. Continuará… Pagarán justos por pecadores...