viernes, 27 de septiembre de 2013

Estabilidad política y sobrevivencia en el Partido Acción Ciudadana (PAC)




El PAC irrumpió en la política costarricense en un contexto de desconfianza y desanimo con los partidos políticos tradicionales. Sobre banderas de ética e intolerancia a la corrupción, lograron en poco tiempo posicionarse como la segunda fuerza partidaria en Costa Rica. En la Asamblea Legislativa tuvieron diputados electos que desafiaron la disciplina partidaria y salieron del PAC, sin que esto realmente tuviese un impacto fuerte en la férrea estructura vertical que lideraba el líder fundador Ottón Solís. Y al menos así fue durante 12 años aproximadamente, siendo que la estructura de poder se mantenía intacta, esto pese a lo endémico de los conflictos intrapartidarios. Lo cierto es que en estos años el PAC consolidó un lugar en la política partidaria, sufriendo los problemas que cualquier otro partido recién formado puede sufrir.

Sin embargo, después de 3 procesos electorales, el descontrol de las zonas de incertidumbre, la distribución inadecuada de incentivos selectivos y colectivos, así como el debilitamiento de un centro fuerte de poder, provocó que las tendencias y facciones a lo interno del partido desafiaran a la coalición dominante, siendo que ésta cedió ante la posibilidad de colocarse al frente de la candidatura presidencial para el 2014. Con nombres y apellidos: la coalición dominante de Ottón se debilitó ante el crecimiento de tendencias a lo interno que retaron el poder del líder. En ese sentido, las facciones y tendencias se “unieron” pretendiendo abrir un espacio para disputar el liderazgo del partido (que se encuentra en puestos clave como la dirigencia/Comité Ejecutivo y por supuesto, la candidatura presidencial), y al abrir el espacio, se disputaron el poder entre ellos, sabiendo que no era posible apartar totalmente al ottonismo, pero sí procurando quebrar el monopolio de poder que este grupo tradicionalmente ostentaba.

Sin embargo, ese “quiebre” generaría un dilema: cualquier coalición dominante debe tener claro que debe buscar su estabilidad política, sin descuidar la sobrevivencia del partido; es decir, el grupo en el poder debe fortalecer su posición, pero a su vez cuidar que su extensión de poder no acabe con el partido. En ese sentido, después de ver la elección de diputados sugerida por Luis Guillermo Solís, no cabe duda que vio claramente amenazada la sobrevivencia del partido, en caso de buscar una mudanza organizativa dentro del partido. Es decir, después de usar el mecanismo de convención semi-abierta para elegir el candidato presidencial -con una baja participación-, el ajustado triunfo de Luis Guillermo, con una lucha de facciones fuerte a lo interno, y con un liderazgo débil y amenazado, no generó garantías de éxito al PAC. Así, antes de entrar a un ambiente de hostilidad interna, Luis Guillermo prefirió cooptar a varios de los líderes de las facciones, ofreciendo importantes parcelas de poder, entre ellas las más destacada es el ceder en el control de la fracción legislativa al catapultar a Ottón Solís y a Epsy Campbell -y este ofrecimiento no es poco, significa ceder el elemento de control político más importante para un partido de oposición-.

Así, ante un eminente ambiente hostil, el candidato del PAC sacrificó la estabilidad política por la sobrevivencia del partido. ¿Que tiene el PAC entonces? Una frágil coalición dominante dividida, estable (por el momento), en la cual los arreglos y negociaciones pueden ser precarios, así como los compromisos entre las facciones. 

Este es el panorama a nivel interno; y a lo externo, el  marketing en la cara electoral…  esos van a ser siempre besos y abrazos.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Elecciones Presidenciales en Honduras: Resabios de un Golpe




El 24 de noviembre Honduras enfrentará un nuevo proceso electoral, el cual sin duda reflejará aun las repercusiones del Golpe de Estado propinado a Manuel Zelaya en junio del 2009. Honduras, siendo un país típicamente bipartidista con partidos políticos bastante antiguos (el Partido Liberal y el Partido Nacional), prepara su jornada donde resalta la participación de 9 partidos, entre ellos el de la candidata Xiomara Castro, esposa del depuesto Zelaya. El Partido Libertad y Refundación (Libre) tendrá que enfrentar a los dos partidos tradicionales y poseedores del monopolio de la representación en este país centroamericano: todo esto en el marco del duro golpe que sufrió la democracia en un país donde la pobreza supera los promedios en América Latina.

El Partido Libre liderado por Castro y Zelaya, se enfrentan a un Partido Liberal -antiguo partido de donde resultó electo Zelaya, pero que más tarde le negó su apoyo por el giro que tomaban sus acciones- que viene debilitándose desde su postura en relación al Golpe; y al Partido Nacional, actualmente en el Gobierno, principal opositor derechista y protagonista del Golpe en 2009. Pese a que la elección del presidente Porfirio Lobo se realizó con base en los mecanismos procedimentales  mínimos de una elección nacional, lo cierto del caso es que la comunidad internacional, y una gran parte a lo interno de Honduras vieron esta elección como una “transición forzosa” y maquiavélicamente calculada por parte del Partido Nacional.  La legitimidad de la misma quedó fuertemente cuestionada, colmada de denuncias por violaciones a los derechos humanos en lo que va del gobierno, entre los que destacan asesinatos, amenazas, y demás censuras contra varios periodistas, campesinos, mujeres, activistas y abogados entre otros. 

Según las encuestas, Xiomara Castro está sobre el candidato Juan Orlando Hernández del Partido Nacional, y un poco más abajo en las encuestas se encuentra Mauricio Villeda del Partido Liberal. Asimismo, irrumpe como outsider el Partido Anti Corrupción, liderado por el presentador de televisión Salvador Nasralla, quien ha afirmado que el fraude se estaría haciendo realidad en caso de ganar el Partido Nacional. A 3 meses de las elecciones definitivas, y con sesgos grandes en las encuestas, no se puede augurar un triunfo sencillo para ninguno de los candidatos. De hecho, quizás el elemento más evidente, es que las repercusiones del Golpe definirán, tanto al oficialismo como a la oposición, siendo que este trasfondo ya moldea el actual proceso electoral.

En el marco de esta elección, se destacan varios actores necesarios de tomar en consideración: la Iglesia Católica, las cámaras empresariales y los grupos civiles organizados tendrán una participación crucial en este periodo; todos ellos no pasan desapercibidos como generadores de opinión con influencia en la toma de decisiones. Otro factor a tomar en consideración será el contexto internacional: en ese sentido la posición del ALBA repercute fuertemente en el proceso electoral hondureño, y los ataques, apoyos y demás acciones que tomen los representantes de este grupo generan elementos relevantes en la construcción de preferencias. También,  el proceso electoral será acompañado por observadores electorales de la OEA, y si se toma como ejemplo el caso paraguayo (cuya democracia también sufrió por un revés técnico), parece que lo más adecuado para las elecciones en Honduras es que las observen la mayor cantidad de organismos internacionales legítimos y capacitados para la ocasión. La observación internacional puede ser un  generador de confianza para la ciudadanía, lo que fortalece y empodera a la ciudadanía en pro de buscar la mayor participación. Asimismo, la observación se encuentra con otros elementos que tradicionalmente han incidido en las elecciones en América Latina: en el marco de esta elección, otros viejos vicios de los procesos electorales no pierden vigencia: dinero ilícito, narcotráfico, crimen organizado y acciones al margen de la ley, exigen de este proceso electoral mayor control y autonomía del organismo electoral, y definitivamente transparencia en toda la toma de decisiones de los partidos, sus candidatos y los actores alrededor de esta importante elección. 

Puede encontrar este mismo artículo de opinión en: http://www.asuntosdelsur.org/elecciones-en-honduras-resabios-de-un-golpe/