domingo, 22 de abril de 2012

"No controles"



Desde hace un tiempo estoy con ganas de escribir sobre este tema. Sobre el tema del control. A partir de la canción original de Ole Olé, en 1983, empecé a reflexionar sobre la letra de la canción, el contexto en que fue escrita, y hasta las posibles justificaciones o emociones que podía despertar la canción en esa generación española y mexicana de los 80´s (luego el grupo Flans hizo otra versión; y poco más de 10 años después también lo hizo Café Tacuba, sin despertar el efecto que ciertamente tuvieron las versiones anteriores). El público meta posiblemente fue el adolescente (las adolescentes, sin duda) que ya iniciaban sus salidas a fiestas “mixtas”, y coincidía con esa voluntad de ponerse ropa ajustada, maquillarse, cabellos con laca, etc.

Esa frase hipnótica “No controles”, ¿a quien está dirigida? En un principio, yo diría que a los padres, quienes justamente tienen la función de “controlar” vestimenta, amistades, prácticas y demás situaciones que surgen en la adolescencia. Sin embargo observando los videos y queriendo alargar un poco la reflexión, lo cierto del caso es que parece que está dirigido a una tercera persona. Cualquier tercera persona, que podría ser desde los padres, hasta el novio, los hermanos, las muchachas que ayudan a los padres, los abuelos, etc. En fin, de forma imperativa la frase “no controles” es para cualquier otro que opine o imponga.

Sin embargo también me pareció predecible esa afirmación. Creo que se puede distinguir una cualidad intrínseca al control que es personal. Es decir, nadie (racionalmente) le diría a alguien más: ¡contrólame! Controla mis vestidos, mis sentidos, mi identidad, lo que pienso y lo que me gusta. Sería algo así como “soy una marioneta, por lo tanto, usted decide mi vida”.

Con esto quiero decir que la frase “No controles”, está basada en una auto-afirmación de la autonomía relativa de cada uno de nosotros. Se podría decir que es una virtud individual, un pensamiento máximo que se repite en voz alta. “No controles” además da a entender otra cosa: no controles, porque YO me controlo. No controles, porque en vano serán tus esfuerzos; al fin y al cabo YO decido mi vida. YO soy mi experiencia, mi identidad, mi constructor, mi existencia.

Vamos un poco más allá de “No controles”. Un poco la justificación del “yo hago lo que se me antoja o yo hago lo que quiero”, viene directamente relacionado a la aceptación pública de mi grupo de iguales. En determinados contextos (urbanos, clase media, occidentales) la creación de una identidad personal vendría ligada directamente a la sociedad; de ahí aquella frase que todos somos un producto social, determinados por una serie de precondiciones establecidas en contextos marcados por cuestiones socioeconómicas, políticas, comerciales, religiosas, entre otras. Por ejemplo, la canción es clara en afirmar que existe satisfacción en encantar, en excitar y en enamorar.

Y aquí rescato a autores como Lipovetsky, Zizek, Castro y otros que ya han hablado de la reducción de la identidad a “nortes” o construcciones sociales que básicamente redundan en los designios que el mercado nos impone generación por generación. Es decir, el grito desesperado de las Flans y de Olé Olé en que nadie las controle, al fin y al cabo redunda en buscar la fuente de sentido que casi todos reproducimos a diario: el mercado. Mercado entendido como aquel concepto amplio que se practica y se diversifica constantemente alrededor de nuestras sociedades capitalistas.

Gilles Lipovetsky identifica algunas de esas grandes temáticas donde se entrecruzan mercado y valores: entre ellas están el moralismo/liberalismo sexual, la democracia, la soberanía ética, el derecho a la muerte, drogas/tabaco/alcohol, el altruismo, familia, nacionalismo, la conciencia “verde”, entre otros. Sin embargo son varios los temas que gobiernan la agenda de la sociedad postmoderna, urbana, occidental, y yo le agrego el apellido: joven. 

¿Que ofrece el mercado? No de todo. Lo cierto del caso es que posiblemente en unos años no entendamos como existen personas que gastan la mitad del salario comprando celulares, computadoras, GPS y demás artículos si no saben usar Excel, nunca han ido a un mercado de artesanías y el celular lo usan para revisar facebook y tomar fotos (para subir en facebook, obvio). Quiero decir con esto que existe una influencia abismal que se multiplica a través del mercado, la cual muchas veces es impresiona por su capacidad de reproducción. Solo como ejemplo personal: cuando llegué a la ciudad donde vivo, prácticamente nadie tenía Facebook (Oda a facebook, no creo que deba explicar que hoy en día es uno de los referentes del mercado). Hoy, prácticamente todo el mundo tiene. No sería sorprendente esa información sin este dato: las personas hace un año ni lo conocían. En una ciudad universitaria, y después de la película y la fama adquirida en el 2011, parece mentira que las personas no tenían ni idea de esa red social, y usaban la casi extinta Orkut. Recuerdo la frase de un amigo: “¿Sabe quien tiene facebook?” –¿Quien? “Todo el mundo!”.

Una vez desarrollado el ejemplo claro de lo que puede o no hacer el mercado, vuelvo a “No controles”. En síntesis, “no controles porque me siento bien cuando excito, cuando enamoro y cuando encanto”, es un mensaje que se reproduce desde hace años y creo que hoy está más vigente que nunca. Ese “No controles” podría cambiar por “Cooptémonos” o “Alienémonos”, ya que no queda de otra…

¿Se puede salir del control?: Yo creo que no; pero se puede identificar, reflexionar y hasta resistir a todo lo que se da por hecho. Crear las propias fuente de sentido que me identifican como un sujeto autónomo, dentro de esta gran sociedad controladora parece ser un reto para una generación de jóvenes preparados académicamente, pero que poco a poco son (¿somos?) cooptados por un sistema que ofrece un comfort en ideas y prácticas de ocio y bienestar momentáneo. La satisfacción inmediata, personal y privada. Según Ole Olé y las Flans, reducido a encantar, excitar y enamorar (he de decir que a mi personalmente no me despiertan nada de eso, pero en fin, yo nací en el año que se estrenó la canción…).

Por último, y solo para recordar otra anécdota que me pasó en estos días, un amigo me comentaba de lo importante de “vivir el momento”. El me decía que es importante que las personas aprovechen lo que viven, ya que esas experiencias no siempre se repiten. Y me decía así: “o sea, usted se imagina estar en Europa, en un viaje tan loco, tan lejos de todo, y sabiendo que tal vez sea la única oportunidad en la vida de estar allá? Yo hubiera hecho absolutamente de todo! Y yo solo pensaba que “hacer de todo” era copiar lo que nos vienen enseñando las películas gringas desde hace años. Y pensé: “diay sí, este tipo no deja que lo controlen (ironía)”. E inmediatamente, solitario, me fui a tomar varias cervezas para levantarme al otro día de resaca (realidad).