Por Iván Alfaro Herrera, Músico y Sociológo, Universidad de Costa Rica
1. Vivimos en una
época de decisiones, o hacemos algo o buscamos vivir una vida
digna dentro de los marcos de lo socialmente permitido ya que igual todo va
desaparecer.
Nuestro espíritu combativo está
condicionado por la misma cultura que critica, nos conformamos con pasitos
cortos y maquillar la realidad, vestimos al mono de seda con entusiasmo
juvenil, con maratones a favor de la vida, del planeta, de los derechos
humanos, nos rasgamos las vestiduras por todo lo que vemos, levantamos la voz,
pero tenemos que corresponder al principio de realidad con urgencia tácita e
incuestionable, la cuentas, la familia, la clase social, el círculo social. Al
final parece que andamos comprando la salvación de nuestras conciencias, ya no
creemos de forma tan radical en el castigo de Dios, igual lo usamos para
convenientemente dejar las cosas al son de terceros. Una vez comprada esta
salvación nos reconfortamos con las gollerías del id y nos revolcamos en la
misma inmundicia. En este punto resulta más honesta la aterradora misantropía,
al menos sin posibilidades reales de cambio, cedemos un poco para dar algo sin
esperar el advenimiento del control de este caos, agarramos y echamos en
nuestro saco porque igual todo está perdido. Lo cierto es que nadie confía en
la revoluciones, a la gente le estorba pensar en esto, es lo que es y punto, se
despierta, huele a cambio, pero no pasa nada…no pasa nada. ¿Y nos importa?
¿Realmente?
2. Hacemos las dos,
el principio de realidad versus el sacrificio por algo, esto es ser
políticamente correcto en el fondo, es como no soltar la rama de la estabilidad
y dar caridad con la otra mano.
Al menos los villanos del pasado se la creían,
ahora tenemos un séquito de gerentes/políticos que tienen doble cara, porque
son más inteligentes y más hipócritas,
es más fácil crear ilusiones y hacer creer en un ideal que tomar por la fuerza.
Lo cierto es que la riqueza se concentra, las personas trabajan 16 horas y no
se quejan, vivimos en un panóptico foucoultiano,
la mente controlada, la punidad del cuerpo es algo secundario, los necios, los
que molestan, ese puñado de revoltosos son los que reciben el peso del órgano
opresor del sistema. Para no adolecer el peso de la sociedad hacemos por los
demás pero bien ubicados, centrados, maduros, hay que jugar en las reglas del
sistema, el es benevolente y cede para hacer de nuestra culpa algo, así nos
encontramos dando caridad, simplemente reproduciendo todo, matando al potencial
muerto a pocos, aferrados una pseudo-cura que ya sabemos no va llegar. El
centro es cómodo.
3. Es más digno ser
cínico y decir que no quiero ceder en nada.
El centro es cómodo…lo es y por mucho, nos permite
entrar y salir del infierno, de la realidad, podemos salir a la calle a gritar
consignas incendiarias y luego volver al trabajo o podemos ser más sencillos y
sentirnos satisfechos con ser parte del programa de responsabilidad social de
tu empresa. Ser honesto y decir esto no me importa y no tiene salida tiene el
mismo costo social de ser radical y estar dispuesto a llevar la contraria
siempre. Los extremos son malos se dice, el asunto es que marco de referencia
estamos tomando para dibujar esos límites, ser políticamente correcto es el
extremo más malo si lo vemos desde el punto de vista de la hipocresía y la
inacción como puntos de partida. Sonría que vive en el país más feliz del
mundo, todo es chiva, suave un toque y pura vida. Sienta la libertad de hacer
algo por esta tierra, recuerde ir a la iglesia y apoyar a su equipo preferido y
cuando toque votar, por favor sea serio y vote por una persona “decente”
4. Igual el que no cede justifica todo a
partir de una cosmovisión muy conveniente.
Dejemos claro que al que le vale el resto de la
humanidad tampoco es honesto, por lo general, hay miles de formas de inventar
escusas, deidades, realidades, caos para no darse cuenta o para creer que esto
es lo que es y ya no se puede más, que el ser humano es malévolo, no es divino,
es imperfecto, lo normal es que la codicia y nuestros egos triunfen sobre todo
intento solidario de emancipación humana, la libertad es solo la de la
propiedad privada, la libertad es la del que triunfa por sí solo, la
cooperación es solo un mito mal calculado. Justificar el sí y el no, mientras
todo sigue igual, sí hacemos ¿para qué hacemos? Si no vamos a hacer necesito
miles de escusas para poder defenderme y sonar inteligente. El asunto es calzar
en un discurso posmoderno en donde no hay líneas de guerra, no hay argumentos
falaces, todo se vale, a todo mundo hay que escuchar, tomar posición es ser
cerrado de mente, la profundidad es innecesaria. Tolerancia…tolerancia como la
bandera de la hipocresía.
5. El que cede (muy
pocos y algunos solo un poco) actúa a partir del sistema con la excusa de que
solo así se puede derrotar una estructura y en realidad solo reproduce un
"establishment”
Sería redúndate recalcar como los que están en
contra del estado actual de las cosas llegan al poder, al llegar ejemplifican o
la doble cara que daban o se dan cuenta de que llegaron a satisfacer sus egos,
su megalomanía y le dan espacio a su retórica, se dicen dialecticos cuando son
parte del mismo problema o llegaron siendo parte del problema perse. Hemos vivido en crisis desde que
nacimos, hemos visto generaciones de cambio nacer y morir en el momento que
toman el poder, en el momento en que “crecen” y “maduran” hemos visto la culpa que acarrean estos espíritus
“combativos” y la creación de lindas iniciativas populares a favor de los pobres,
de los animales, del ambiente y de los niños. Peor es nada claro, hacemos lo
que se puede…se dice, y sonreímos.
¿De que democracia hablamos cuando los políticos de
turno son fichas de las corporaciones? ¿Cuando el clientelismo es algo normal?
¿Cuando el poder económico está sobre toda institución? ¿Cuando lo que existe
es una mafia que tranza abiertamente sus influencias?
Resulta evidente que los medios ortodoxos se
volvieron obsoletos para el cambio social, la democracia es una abierta
falacia, es solo una palabra cargada de prestigio.
Nuestra generación asumirá el cambio revolucionario
en el momento en que tomemos con seriedad los hechos, las cortinas de humo y
las demandas del la calle, si seguimos tomando en serio nuestras opciones
electorales estamos siendo parte del problema y vemos al muerto languidecer con
dolor por unas horas más. Sin cambios estructurales, queda el exterminio.
Lo otro que podemos hacer es desinteresarnos y
dejarnos de hipocresías. Podemos tener una vida digna cuando el resto de Roma
arde. Nada más esperemos que pronto Marte este habilitado, escapar es muy
propio de nuestro egoísmo viral y es un camino más fácil.
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