El 25 de marzo del 2013 (hace más
de un año) indiqué en un artículo que no creía en la alianza de partidos que se
pretendía realizar para afrontar el proceso electoral de febrero del 2014 (Ver
artículo anterior http://estoalrevesdice.blogspot.com/2013/03/yo-no-creo-en-la-alianza-para-el-2014.html
).
La alianza nacía con un fin
electorero que, a mi juicio, se justificaba bajo banderas de solidaridad, unión
y entendimiento de causas mutuas. Sin embargo, mi posición era que todos esos
motivos igual se podían conseguir, siendo consecuentes con la realidad política
y que en la negociación pertinente de una “alianza”, no se perdiera la
identidad ni estructura de los partidos políticos involucrados. En su momento,
quien más se resistió a la alianza fue el PAC, y muchos lo acusaron de no
querer comprometerse con el país y -con su negativa a la alianza- condenar al
país a un tercer gobierno seguido del PLN.
Nada de eso pasó.
Era falso que, sin la alianza, el
PLN gobernaría nuevamente. El PAC, sin alianzas, sin el apoyo irrestricto de
alguna otra estructura partidaria (aunque se debe rescatar el apoyo de la
Alianza Patriótica), ganó la Presidencia de la República. Aquellos que
vendieron la alianza lo hacían con la intención de derrotar al PLN, y esto al
final de cuentas se consiguió sin la alianza. Muchos podrán indicar que
existieron factores muy específicos que hicieron que, tanto el PLN no tuviera
una campaña que lo catapultara al 40%, y otros que el PAC tuvo un crecimiento
acelerado en el último mes y medio que lo llevó a un escenario favorable para
ganar la presidencia.
Lo cierto del caso es que las
pasadas elecciones demuestran como la volatilidad de la sociedad costarricense
no debe subestimarse; si se quiere poner en términos más académicos, debe
repensarse si los patrones de cambio en las expectativas electorales pueden
sondearse con tanto tiempo de anticipación. Además, que es necesario investigar
con otras técnicas, usando metodologías novedosas que superen y –con certeza-
ultrapasen la tradicional encuesta de opinión. Quienes están acostumbrados a
trabajar en este campo, deben de innovar sin duda.
Mi opinión es que el asunto de la
alianza electoral nunca tuvo una lectura real de las expectativas de todos los
actores, no solamente los partidarios (y estos ya de por sí tenían un gran peso).
Entonces, no ganó el PLN y eso significa una reestructuración interna que -ojalá-
renueve el equilibrio de poder en este partido; el PAC rompió por primera vez
con el bipartidismo en el gobierno y se presenta en poco tiempo como una
organización partidaria de confianza y sólida para enfrentar un proceso
electoral; el FA consiguió una cifra histórica en la Asamblea Legislativa para
un partido de izquierda, además de evidenciar a un joven líder progresista de
la izquierda latinoamericana; y el PUSC que se creía solo sobreviviría con la
alianza, se fortalece y reestructura con una fracción parlamentaria que le da
seguridad y sobrevivencia a su partido. Según veo, parece que todos obtuvieron
resultados importantes que les asegura cuotas de poder en la política
costarricense. Entonces, ¿alianza? Insisto, no había necesidad. Los hechos
hablan por sí solos.
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